¡Un almuerzo en la línea L de Brooklyn un domingo cualquiera! Las 50 personas que vivieron esta experiencia accediendo con su MetroCard, debieron alucinar al ver la transformación del vagón:
Mesas atadas a las barras , mantelería, vajilla de plata fina y un maître con pajarita y un menú de lujo: caviar, foie y filet mignon, y de postre, una pirámide de chocolate con pannacotta espolvoreado con pan de oro.
Atraídos por la promesa de una cena clandestina. ("Por favor, vaya a la esquina noreste del 8 Ave. y 14 St.," lea las instrucciones por correo electrónico por la mañana. "Diríjase hacia una mujer alta y delgada con el pelo negro azabache que sostiene un paraguas. Por favor, sólo tiene que ir a y preséntese. Su nombre es Michelle") su cena se convirtió en un almuerzo improvisado, que estoy segura que no olvidarán. Gracias David por la noticia :)
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